
Por Guillermo López
Hoy en día, con la tecnología y la innovación avanzando a pasos agigantados, la información se prolifera más rápido que nunca. Sin embargo, el reto más constante no es la velocidad, sino la abundancia de datos y la dificultad para distinguir entre lo que es correcto y lo que simplemente es fácil. Es primordial que los creadores de contenido asuman un papel limpio y responsable en el suministro de esta información. Poseer habilidades tanto en campo como en línea ya no es una ventaja, sino una necesidad.
Conocer los diferentes tipos de desinformación nos permite aprender a evitarlos. Desde la información errónea, que puede no ser intencional, hasta la desinformación que tiene como fin manipular, crear noticias falsas o dañar reputaciones. Como creadores de contenido, es vital reconocer estas diferencias y ser conscientes de que lo que decimos y compartimos debe tener garantía de verosimilitud. Esto nos vuelve confiables ante nuestra audiencia.
Entre las múltiples estrategias o herramientas que podemos implementar están: verificar la información antes de compartirla, ser más exactos, transparentes y respaldar nuestras afirmaciones con fuentes de confianza. Hay que recordar que nadie que sea demasiado fanático de algo cae bien. Se trata de ser objetivos e imparciales, y estar siempre abiertos a escuchar tanto a expertos como a inexpertos. Al informarnos, no somos cavernícolas: tenemos tecnología. Como dijo un filósofo, es una herramienta, y no debemos caer en la pereza. El dicho «eres lo que comes» no aplica solo a la comida, también aplica a tu mente, tu cerebro y, por supuesto, a lo que consumes en internet.
Todo debe ser recíproco. Así como tu público desea contenido de calidad, tu deber como creador es estar en constante aprendizaje. Esto implica aplicar buenas prácticas como verificar tu información y tener un comportamiento respetuoso. Alimenta tu comunidad. Muchas de ellas crecen de forma exponencial porque hay un intercambio de ideas con los creadores: comentarios, sugerencias, retroalimentación. Este crecimiento mutuo es fundamental. No puedes caer en desinformación; al contrario, debes enriquecer tu cultura general y transmitir ese conocimiento y herramientas a tu audiencia.
Antes que creadores de contenido, somos personas. Y no estamos solos. La colaboración es esencial. Si las alas de la colaboración se encuentran con las del éxito, eventualmente emergerá un ave magistral de contenido que enriquecerá a más de un público objetivo. Amplía tu círculo. Proporciona nuevas formas de crecer en comunidad. Incítalos a ser mejores personas. La educación es la mayor resistencia en este mundo.
Desde tiempos antiguos, los humanos han buscado formas de expresarse. Esta expresión ha evolucionado constantemente hasta el punto de que los creadores de contenido hoy en día son los nuevos líderes de ese movimiento. Están a la vanguardia, y la expresión, que fue algo primitivo, ahora es un derecho reconocido hace casi 70 años en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, reforzando también derechos como el del voto y la educación. La expresión es la base de todo.
Los creadores tienen más exposición a la libertad de expresión que los medios tradicionales, los cuales deben seguir una línea editorial. En contraste, los creadores se enfrentan muchas veces a la censura de los algoritmos en las distintas plataformas. Por eso, es crucial estar preparados, informados, pero también no perder la parte lúdica. Hay que comer, hay que estudiar, pero también hay que divertirse.
Con el crecimiento de las redes sociales, es fundamental que los creadores tengan un perfil sólido, pues enfrentarán retos como la cancelación o las comunidades tóxicas. Muchos comienzan enfrentando estos desafíos, pero con el objetivo claro de crear ambientes agradables para todos. Como influencers o creadores, tenemos una ventaja: generamos más confianza que los medios tradicionales. Por eso es aún más importante prestar atención a cómo nos preparamos y quiénes somos. Cuidar no solo a nuestro público objetivo, sino buscar llegar a nuevas audiencias. Trabajar en conjunto con otros creadores o incluso agencias puede ser clave. Un ejemplo claro son los comediantes de stand up, quienes, a través del humor, logran educar, informar y conectar emocionalmente.
El nuevo contenido no siempre tiene que estar preparado al milímetro. También puede generarse en tiempo real, en vivo, con colaboraciones entre influencers. Y una forma clara de combatir la desinformación es, precisamente, crecer junto a las plataformas y sus herramientas de verificación.
Muchas veces, junto con autoridades, los creadores han crecido en exposición mediática participando en campañas sociales o institucionales. A través de estas experiencias, medios tradicionales y creadores construyen espacios de colaboración donde se retroalimentan mutuamente. Por todo esto, la elaboración de una guía para creadores de contenido resulta sumamente importante.
Valores clave como:
- Alinearte: tener claridad, preparación y apertura a colaborar.
- Identidad: mantener tu propio estilo y ser constante.
- Relaciones: cultivar tu red, apoyar en todo momento y crecer con otros.
Conclusión
En definitiva, ser creador de contenido no es solo una moda o una vía de entretenimiento, es una gran responsabilidad. Tenemos la capacidad de influir, informar y transformar. Por eso, debemos actuar con ética, inteligencia y, sobre todo, con humanidad. Porque si bien la expresión es libre, el impacto que generamos tiene un valor que no se puede tomar a la ligera.





















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