CATEGORÍA: OPINIÓN / DEPORTES / NACIONAL
Por El Tío Jano
Sería muy falso de mi parte, como flamante editor de este espacio y amante empedernido del fútbol, no aprovechar la oportunidad para hablar del agarrón que se viene en el Guardianes 2020. Después de todo, esta gloria de partidos sólo sucede una vez cada seis meses, es muy poco para los hambrientos del balompié, aunque parezca una exageración para los que no lo son…
El Clásico Regio es, para aquel lector perdido, el partido que se efectúa entre el C.F. Monterrey y su acérrimo rival de parcela, los Tigres de la UANL. Esta rivalidad estará cumpliendo 132 ediciones este fin de semana, y quizás no hay nada que lo aderece como para pensar que podría ser algo más que un «clásico empate», pero veamos los numeritos y hagamos un ejercicio de imaginación:
Se han enfrentado 131 veces a la fecha. Monterrey ha ganado 46, Tigres 45. Su actualidad en el torneo de Liga es un empate en puntos (17), aunque los de la UANL están en mejor posición de tabla por mera diferencia de goles (ya eso por sí solo es suficiente para picarle la cresta al gallo, como dicen los allá), y tienen un partido pendiente que no se pudo jugar porque la pandemia por Covid obligó a la Liga y la Federación a dar por terminado prematuramente el torneo anterior. ¿Quieren más numeritos rivalizantes? Monterrey es el actual Campeón de la Liga, mientras que un año atrás, Tigres los derrotó en una Final. No importa por dónde lo vea uno, cada vez que estos dos se ven las caras, hay pleito y del bueno.
El honor de las patadas del norte se divide dos veces por año. Si han tenido la oportunidad de ir a Monterrey, sea o no una fecha cercana a dicho encuentro, se habrán dado cuenta que no hay medias tintas. Eres de éste o eres de aquel. Y en estas medias tintas entra también el muy suizo «no me gusta el fútbol». Eso allá no existe como excusa. Les voy a contar una anécdota como ejemplo y verán a qué me refiero:
Alguna vez, por motivos que no trasciende comentar, me encontré por unas horas en la ciudad de Monterrey. Tomé un taxi, mencioné a dónde me dirigía y listo. Junto con un -muy bien, ‘orita llegamos en corto– recibí la siguiente pregunta -… ¿y le gusta el fútbol, compa?-. Como si me hubieran hablado de un viejo amigo, rápidamente le respondí, qué iba yo a saber a dónde iba la cosa, -sí, jefe. Me gusta mucho-, tampoco le podía mentir al hombre. -Ah, muy bien, muy bien… ¿Y a qué equipo le va?-; -pues al Toluca-. En ese momento el sujeto me volteó a ver con una cara de entre duda, asco y sorpresa, como si le hubiera yo dicho que me gusta comer niños, o le hubiera hablado en alguna lengua muerta y dijo en un tono que hasta ese momento no le había escuchado, -no, pero de Monterrey, compa. ¿A quién le va de aquí?-. Sentí en ese momento la obligación de atinar mis siguientes palabras o de lo contrario, sería echado por la ventanilla del Puente de la Unidad. -Ah… Pues… Eh, a Tigres-, y no es que yo en verdad le tenga afecto, pero el Técnico de ese equipo me cae bien de cajón, y entonces esperé reacción. -Se nota que usté no es de aquí, no le hace. No le hace…-, dijo el conductor. Escuché cómo sus ganas de seguir conversando se desvanecieron entre esas pocas palabras «no le hace…», aquellos que no le sepan al léxico del bajío-norte, eso básicamente quiere decir que algo no es importante o que da lo mismo.
Mi paseo acabó en silencio y con un consejo del amable conductor sobre mejor no hablar de fútbol cuando «claramente» no sé de fútbol. No recordé haberle nunca preguntado a él o dicho que sabía del deporte. Yo ni quería platicar, a todo esto, pero bueno…
Y es que la rivalidad es fuerte, la sangre es más espesa que la razón y ni la Carta Blanca ni el asado de jardín pueden hacer que un solo pueblo se ponga de acuerdo en qué colores son los mejores. Si de política y religión no se debe hablar en público con desconocidos, dicen, también hay que añadirle que de fútbol más vale no hablar en desconfianza, porque el linchamiento puede ser igual o peor que con los otros dos temas mencionados.
Monterrey es una ciudad ejemplar. Imponente, cultural y de avanzada, estar allá es casi como estar en un México distinto. Se trabaja, se aprende y se produce recio, como ellos mismo dicen. Pero a la hora de ser banal y ponerse la camiseta del equipo, definitivamente vuelve a ser sólo un pueblo a faldas del Cerro de la Silla, con el orgullo dividido.
El Clásico Regio se juega en la Jornada 12 del torneo mexicano este sábado 26 de septiembre, a las 21:00hrs, en el Estadio BBVA. Transmisión en vivo por FoxSports 2.
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