

Por Emiliano Güemes
The Doors, Jim Morrison, Joel Brodsky y la fotografía artesanal neoyorquina fueron los componentes ideales para una de las sesiones fotográficas más trascendentes en la historia del rock.
La planeación creativa de sesiones adolescentes de los años 60 no se entiende sin el fotógrafo Joel Brodsky, un artista creativo, proveniente de Nueva York, que buscaba retratar un trabajo artesanal, que con elementos orgánicos encuadraba la esencia de las personas.
Así, llegaría su oportunidad en 1967, cuando Elektra Records decidió ficharlo para llevar a cabo la realización de la sesión fotográfica para el arte del disco de debut del grupo del momento: The Doors.
Había muchas cosas en juego, el futuro de los angelinos pasaba por un buen debut en la industria musical, y para Joel era el trabajo de su vida, en sus palabras, “el grupo más prometedor con el que había trabajado”.
Las fotografías de la primera sesión fueron un éxito, y sirvieron para formar la portada y contraportada del álbum “The Doors”; en la segunda, todo salió de control. Jim Morrison, vocalista de la banda, había sido elegido para ser el último en pasar a la toma de fotografías individuales -deliberadamente, pues se planeaba que se empleara más tiempo para el miembro más mediático de la banda-.
Cuando fue su turno, Jim estaba en un estado absoluto de ebriedad, en el que apenas podía mantener la cordura; posando de forma extrovertida, y totalmente desinhibido, el cantante mostraba su “yo más liberado”. Finalmente, la imagen más emblemática de esa sesión sería tomada casi al final de esta, y con esto, se cerraba un catálogo memorable que le permitió ver al mundo el lado más rebelde de un artista.
Jim Morrison emanaba una sensación de seducción, y su rol de “sex symbol” era indudable; tras esta sesión, se dice que nunca volvió a posar igual delante de una cámara; por su parte, Joel Brodsky continuó trabajando en el diseño de arte para músicos hasta 1975, llegando a colaborar con Kiss, Iggy Pop o Van Morrison, retirándose finalmente del excéntrico mundo de la música, y pasando a desempeñarse en proyectos más sobrios, como lo eran la moda y la publicidad.
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