Si pasamos por una zona dónde mucha gente esté haciendo fotos, es muy probable que veamos a una o varias personas disparar sus cámaras cargadas con película. Son muchas las teorías que intentan explicar cómo es posible que en 2024 haya un resurgir del carrete fotográfico. Parte del enigma sobre la supervivencia del carrete se basa en un error: nunca estuvo en verdadero peligro de extinción.
Cuando quebró Kodak en 2012 se lanzaron cantos de sirena sobre el fin de la fotografía basada en haluros de plata. Ambas empresas disponían de un sistema global de producción que requería vender masivamente carretes. Pero el mercado comenzó a menguar con la llegada de la tecnología digital. Aunque eso no quería decir que la fotografía química estuviera al borde de la extinción. A lo que dijimos adiós con el comienzo del siglo 21 fue a la venta masiva de carretes y cámaras analógicas.
A comienzos del siglo XXI
A lo que dijimos adiós fue a la venta masiva de carretes y cámaras analógicas.
Oliver García es uno de los socios del laboratorio 1826, especializado en fotografía química. En la conversación telefónica que mantenemos con él nos da pistas sobre los hábitos en los nuevos tiempos de la película fotográfica. Una cifra clave: aproximadamente un 50 por ciento de los clientes no recogen los negativos que revelan.
Empresas de revelado como este laboratorio acaban acumulando muchos de estos negativos porque terminan olvidados. Las imágenes digitalizadas enviadas al correo electrónico son suficientes para muchos. Al fin y al cabo muchas de estas fotos acabarán en Instagram. Pero no deja de ser llamativo acercarse a algo tan material como es la fotografía química y renunciar al negativo, que no deja de ser la verdadera fotografía.
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La cifra que nos da este experto de los que solicitan copias el papel de las fotos del carrete al revelar el negativo, es incluso más llamativa: sólo entre un 20 y un 30 por ciento de los clientes las pide. Aunque esto sea llamativo quizá el dato más importante que nos da García es que entre un 80 y un 90 por ciento de los que se inician en la fotografía química vuelven a revelar más carretes. Lo que nos pone sobre la pista de que el resurgimiento de la fotografía química no es una moda, o al menos no lo es para muchos.
A pesar de los cambios la magia de la fotografía química sigue intacta. La espera del revelado provoca que incluso nos olvidemos de los instantes que hemos captado y nos reencontremos con ellos días o semanas después. Además el azar juega un papel importante en la fotografía química.
La Pentax 17 es la una nueva cámara de película de 35mm, ninguna gran empresa del sector lanzaba una desde hace décadas.© Pentax
Alan es uno de los propietarios de una pequeña tienda de fotografía en el barrio de Huertas de Madrid, Takeshita Concept. Al visitarle en su pequeño local le preguntamos porque no hay ningún cartel en la puerta que ponga el nombre de la tienda, y nos explica que en los meses que lleva abierta no les ha dado tiempo. El negocio va viento en popa y falta el tiempo.
Una compradora entra el sábado por la tarde para adquirir película de cine de 8mm y otra se lleva una cámara desechable de Kodak. Esas dos compras parecen demostrar la diversidad de gustos de los que siguen usando la fotografía química.
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Si algo sorprende de la tienda es la increíble variedad de carretes y artículos que venden. Parte de los productos son rarezas de importación. Alan nos explica que el mercado se ha vuelto complejo: la nueva versión de una de las películas más míticas, la Fujifilm Across, ahora la fabrica la empresa británica Harman, que va a amplir sus instalaciones de producción.
También nos explica que una de las empresas que salieron de los restos de la empresa Agfa, otro de los gigantes en su momento de la fotografía química en color que quebró, siguen produciendo película en color que se empaqueta con los nombres de otras marcas.
El misterio del carrete
El azar forma parte del proceso fotográfico químico, algo que hace únicas las fotos
Hay que recurrir incluso a la física cuántica para explicar cómo en el proceso de revelado la imagen latente, captada en el negativo, , se convierte en una fotografía tras someterla a un proceso químico. Pero al margen de ese misterio que oculta la fotosensibilidad de la plata, hay otros aspectos que enganchan de la fotografía química a los que se acercan a ella. Este método fotográfico es resultado de una serie de procesos que no suelen ser tan exactos como los de la fotografía digital. Eso le confiere una característica importante: la unicidad.
Ese carácter único de una fotografía química, a pesar de ser reproducible, no se debe solo a que en ocasiones una mancha o una mota de polvo muestre una imperfección que puede tener su encanto. Va más allá. Las propias cámaras analógicas no son tan exactas como las digitales en aspectos como la medición de la luz. Aunque este proceso pueda hacerse con gran exactitud con medios analógicos con el instrumental adecuado, lo normal es que las fotos hechas con una cámara de película sean más impredecibles. La textura orgánica y aleatoria de los haluros de plata, que son el equivalente a los píxeles, es otro motivo que hace muy diferente a una foto captada con película de una foto digital.
FUENTE: https://www.lavanguardia.com/