
-OPINIÓN-
Por Roberto López Portillo
Asistir a la conferencia de Vladi Peralta sobre “Cómo inscribir tu corto en festivales internacionales” era emocionante. Muchos esperábamos consejos prácticos y una guía sólida para enfrentarnos al mundo de los festivales. Vladi comenzó con energía y nos recordó que “el cine es una aventura” — una frase inspiradora que conectó con todos. Sin embargo, pronto su charla comenzó a desviarse. Saltaba de un tema a otro, y, por momentos, parecía perderse en sus propias ideas.
Afortunadamente, fue el público quien rescató la conferencia. A través de preguntas claras y directas, los asistentes lograron guiarlo hacia temas clave: cómo hacer un buen dossier, errores comunes, y estrategias para destacar. Fue ahí cuando Vladi realmente brilló, compartiendo experiencias concretas y útiles. Gracias a la curiosidad y el interés del público, la charla cobró sentido y aportó el valor que esperábamos.
Rebecca Russo, una de las asistentes, coincidió en la apreciación. “Creo que todos nos sentíamos un poco perdidos al inicio, pero las preguntas lo llevaron a compartir detalles muy útiles. Fue una experiencia diferente, pero al final me fui con buenas ideas”, comentó. Este testimonio confirma que, aunque no fue una charla perfecta, el intercambio con el público logró salvar el evento y enriquecerlo.
Esta experiencia nos recordó que el cine, como cualquier arte, se enriquece con la colaboración y el diálogo. Y en esta ocasión, la colaboración fue entre un conferencista y su público, quienes juntos hicieron de esa charla una verdadera aventura.
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