Por: Karla Reyes
75 días después de un encierro voluntario, vi pasar un pájaro solitario.
Le pregunté cómo era volar, sin sentirse en la noche extraviado
Me dijo: – La luna me acompaña en cada hazaña, me cuida de los árboles y del oscuro cableado.
Le dije: ¡Oh pajarito, si pudieras decirme cómo hacerlo para poder irme volando!
El lindo pájaro me contestó: – Aunque mi cuerpo tuvieres, no podrías volar en mis atardeceres.
Llorando le supliqué me ayudara a poder salir de este encierro voluntario que me hacía tanto daño.
¿Por qué no sales?, el pajarito preguntó.
Recordando el aislamiento, le dije al pajarito que no podía salir sin morir en el intento.
Entonces el pajarito de la noche me consoló y me dijo: – No necesitas ser como yo para volar, basta con un refugio en las letras de un prosista o un novelista que sea experimentalista,
Alguien que pueda encontrar en su filosofía un modo escapista y pueda ver una nueva vista.
Después, mira a la luna y verás que no es la misma,
te trasladaras a un mundo hiperrealista
donde no necesitaras alas para ser transformista.
No te desesperes aquí, ve más allá del manto gris
ya tendrás tu oasis en pequeñas dosis
y podrás ser feliz.
Debe estar conectado para enviar un comentario.