Las arañas macho de una especie tejedora de orbes se catapultan para no ser devoradas por las hembras después del apareamiento.
Por Alejandra Arroyo
El apareamiento de la araña “Philoponella Prominens” ha resultado ser una actividad de alto riesgo para los machos, quienes han desarrollado una técnica para evitar el canibalismo sexual. Lanzan sus cuerpos al aire después del apareamiento para quedar fuera del alcance de las arañas hembra, en su escape llegan a alcanzar una velocidad de 90 centímetros por segundo, según investigadores chinos.
Este estudio ha sido publicado el 25 de abril del 2022 en la revista “Current Biology” y fue dirigido por el ecólogo Shichang Zhang de la Universidad de Hubei en Wuhan, China. Shichang Zhang y su equipo observó este fenómeno en un miembro de la familia de arañas Philoponella Prominens, convirtiéndolas en el primer ejemplo conocido de arañas que se catapultan para escapar del canibalismo sexual, «El movimiento superrápido suele ser utilizado por los animales para escapar de los depredadores o atrapar presas, no para contrarrestar a una pareja sexual», dijo el ecólogo.
Para ver este fenómeno de cerca, Zhang y sus compañeros recogieron arañas jóvenes de un jardín y las criaron en el laboratorio. El experimento consistía en colocar un macho no apareado en la telaraña de una hembra no apareada y registrar sus interacciones, se mantenía bien alimentada a la hembra para que el hambre no fuera un factor que alterara su trato con el macho. Se repitió el experimento con 180 parejas de arañas y se registraron 155 apareamientos exitosos. En 152 de esos casos, los machos lograron la inseminación, se lanzaron fuera de peligro y sobrevivieron. En los tres casos en que los machos no se catapultaron a tiempo, fueron capturados y se convirtieron en la cena de su pareja.
Para seguir indagando, los investigadores probaron modificar los medios de escape de las arañas macho de diferentes maneras, una de ellas fue quitándoles un par de patas delanteras, descubriendo así que esos machos perjudicados, al igual que los que no saltaban a tiempo, fueron devorados. “Descubrimos que el apareamiento siempre terminaba con una catapulta, que es tan rápida que las cámaras comunes no podían registrar los detalles con claridad” describió Shichang Zhang en el artículo de “Current Biology”.
Las hembras de las arañas tejedoras de orbes, al igual que las hembras de muchas otras especies de arañas, intentan comerse a sus parejas sexuales después del apareamiento, posiblemente porque los machos son más pequeños y fáciles de atrapar que otras presas.

Un macho de Philoponella prominens (derecha) se aparea con una hembra en un experimento de laboratorio.
FOTOGRAFÍA DE OF SHICHANG ZHANG
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