Las muestras de ADN ambiental extraídas del aire de zoológicos permiten identificar a las especies que habitan en las instalaciones, e incluso las que se encuentran fuera. Así lo demuestran dos equipos independientes de científicos que han desarrollado diferentes técnicas que ofrecen un método novedoso y no invasivo para vigilar la biodiversidad.

Por Brian Ali
Dos grupos de investigadores que trabajan de forma independiente, uno con sede en Dinamarca y el otro en el Reino Unido y Canadá, probaron si el ADN en el aire podría usarse para detectar diferentes especies animales mediante la recolección de muestras en el zoológico de Copenhague en Dinamarca y el
Hamerton Zoo Park en el Reino Unido.
Según los investigadores, esto daría lugar a una herramienta valiosa y no invasiva para rastrear la biodiversidad.
“Capturar el ADN ambiental de los vertebrados en el aire nos permite detectar incluso animales que no podemos ver que están ahí”, afirma la investigadora Kristine Bohmann, coautora de uno de los trabajos y directora del equipo de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca.
Contrariamente a otro tipo de muestras, el seguimiento del ADN en el aire es muy complejo, porque aparece diluido. “El aire es un sustrato difícil de trabajar, ya que lo rodea todo, lo que significa que el riesgo de contaminación es alto”, explica Christina Lynggaard, coautora del equipo danés.
Los científicos se aseguraron de que las especies que detectaban eran del zoo y no, por ejemplo, del laboratorio. Para ello, “tomamos muestras de aire dentro del laboratorio y las secuenciamos también”, añade Lynggaard.
Aunque cada equipo utilizó un método diferente para filtrar el ADN del aire, ambos consiguieron detectar la presencia de numerosas especies animales dentro y fuera de los límites de los dos zoológicos. Los experimentos realizados en estas dos investigaciones funcionaron “sorprendentemente bien”, aclara Elizabeth Clare, investigadora principal del equipo de la Universidad Queen Mary de Londres.
Los científicos también descubrieron la presencia de alimentos para los animales del zoo, como pollo, vaca, caballo y pez. El amplio abanico de especies detectadas confirma el potencial que tiene el ADN ambiental transportado por el aire para identificar y vigilar especies terrestres en la naturaleza. Y esto, en última instancia, apoyaría los esfuerzos de conservación a escala mundial.
El aire, aunque invisible, está repleto de información sobre los seres que habitan el planeta; cuanto más se acerca una especie a la extinción, más difícil es monitorearla, y es por eso que los métodos de extracción de ADN resultan como una especie de revolución que facilita y perfecciona la tarea de la conservación
de especies.

completo. Recuperada del periódico digital: infobae
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