En el marco del Día Internacional de la Mujer, miles de féminas marcharon para exigir un alto total a la violencia en contra de las mujeres.

Por: Gutiérrez Mena Christian Iván
Cada uno de los muchos contingentes del movimiento feminista que se manifestaron en el mundo y en específico en la Ciudad de México el 8 de marzo, protagonizó diversos actos considerados aceptables dentro de las manifestaciones.
En Ciudad de México, por ejemplo, a pesar de las vallas de tres metros de altura que se colocaron para proteger al Palacio Nacional, los contingentes feministas lograron derribar parte de este cerco, vandalizando y atacando a las policías mujeres que resguardaban el lugar. A lo que éstas últimas respondieron con gas lacrimógeno, lo que logró despejar a las manifestantes.
A decir de las integrantes del movimiento feminista, Palacio Nacional fue un blanco de estos ataques, debido a la actitud indiferente del presidente Andrés Manuel López Obrador en torno al movimiento, sumado al escándalo que protagonizó el aspirante a gobernador de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, de la bancada de Morena, quien ha sido recientemente acusado de dos violaciones y a quien el presidente le ha ofrecido su apoyo incondicional, sin importar los actos que lo imputan.
Entre las principales causas por las que los contingentes llegaron al Zócalo de la Ciudad de México, están el exigir justicia ante agresiones, abusos, violencia de género y feminicidios que se han suscitado en el país.
Uno de los casos que llamó mucho la atención, fue el de la diputada federal, Carmen Medel Palma, quien arribó al Zócalo para exigir justicia por el feminicidio de su hija, Valeria Marian Cruz Medel, el cual ocurrió el 8 de noviembre de 2018 en Ciudad Mendoza, Veracruz.
La diputada depositó flores en su memoria en una de las vallas que resguardan Palacio Nacional y al mismo tiempo, lanzó un llamado a las autoridades, para atender los feminicidios de estos últimos dos años y cuatro meses, en los cuales aún no se han tenido avances en la investigación.
Así mismo, compartió que los días 8 de cada mes es un llanto incontrolable, pues la ausencia de su hija nunca podrá ser olvidada. Señaló que, si a ella con un cargo de poder la tratan así, cómo sería lo que les espera a las madres que no tienen ningún cargo y que sufren de la misma manera que ella.
“El 8 de marzo fue una jornada que, aunque no puede llegar a ser tan sonada como las manifestaciones del año pasado, sí marcan y dejan ver un país en donde la violencia de género es un grave problema y que las autoridades siguen haciendo caso omiso sin dar respuestas claras y sin acciones eficaces para erradicar este problema de raíz”, declaró una de las manifestantes.
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