Por: Mario Ramón González Álvarez.
Bruno Mars se ha impuesto en la 60ª gala de los Grammys, los premios de la industria discográfica estadounidense, que han regresado a la ciudad de Nueva York para el aniversario. El cantante hawaiano se ha llevado el premio al álbum, grabación y canción del año por su trabajo en su tercer disco, ’24K Magic’, imponiéndose a Kendrick Lamar (que ha obtenido cinco premios en otras categorías) y Jay Z en una gala en la que las críticas al presidente de EEUU, Donald Trump, han tenido más peso que la evidencia de la lucha de las mujeres por la igualdad y contra los abusos.
Prueba de ello es el hecho de que la neozelandesa Lorde, nominada al álbum del año por su disco ‘Melodrama’, haya decidido no cantar en la gala celebrada en el Madison Square Garden ni desfilar por la alfombra roja como protesta a que no la hayan dejado actuar en solitario, algo que si han podido hacer la mayoría de los candidatos masculinos.
Ha habido rosas blancas en las solapas en solidaridad con el movimiento MeToo, pero sólo Janelle Monae ha tenido unas palabras para hablar de ello al presentar la actuación de Kesha. «Venimos en son de paz, pero tampoco vamos a aguantar tonterías. A los que se atrevan a intentar silenciarnos les decimos que se acabó», ha expresado la actriz y cantante. «Somos hijas, esposas, madres, hermanas y seres humanos. Se acabó el tiempo para la discriminación. Se acabó el tiempo para el acoso de cualquier tipo. Se acabó el tiempo para el abuso de poder», ha dicho. «No sólo ocurre en Hollywood, no sólo ocurre en Washington, también está pasando en nuestra industria», ha dicho sobre las consecuencias del caso Harvey Weinstein. «Igual que tenemos el poder de transformar la cultura, también tenemos el poder de deshacer la cultura que no nos sirve. Trabajemos juntos, hombres y mujeres», para ello.
Por lo demás, ha sido una gala de ritmo terrible, presentada por segundo año por el humorista James Corden, y que ha venido a constatar que 2017 fue un año mucho peor para la música que el 2016 de las muertes de estrellas. El arranque, a cargo de Kendrick Lamar, ha sido prueba de ello. Si hace dos años consiguió sobrecoger en la ceremonia con su crítica al racismo en EEUU y a su sistema penitenciario, en esta ocasión la carga política apenas ha tenido efecto, a pesar de la intervención del humorista Dave Chapelle en su actuación: «Sólo quiero recordar al público que lo único que da más miedo que ver a un negro ser honesto en EEUU es ser un negro honesto en EEUU».
Además, de estos ganadores, la 60ª edición de los Grammys ha dejado galardones para Kratwerk (Mejor disco de electrónica / dance), Leonard Cohen (Mejor interpretación rock), LCD Soundsystem (Mejor grabación dance), Tony Bennett (Mejor disco de pop tradicional), Rolling Stones (Mejor disco de blues tradicional) y la actriz Carrie Fisher (Mejor disco de ‘spoken word’).
Debe estar conectado para enviar un comentario.