El desgarrador presente de la guerra árabe-israelí

Por Fernanda Sánchez
Durante estos últimos días, el mundo ha sido espectador de la evolución acelerada del conflicto entre el grupo palestino “Hamás” e Israel. Hemos leído notas relatando violencia y muerte, desde el lanzamiento de miles de misiles desde Gaza a territorio israelí, provocando cientos de muertes y consecuentemente las represalias llevadas a cabo por las Fuerzas de Defensa Israelí en contra del grupo que es denominado “terrorista”.
Con el estado de guerra declarado por Israel, el mundo se divide en distintas posturas, varias potencias, como EEUU, Francia y Alemania, se han declarado pro-Israel, mientras grupos alrededor de todo el mundo se manifiestan en apoyo a la comunidad palestina.
Pero, ¿quién tiene la razón en todo esto?
Lo cierto, es que ambos grupos tienen algo de culpa, la violencia, los crímenes de guerra por parte de los dos bandos, las riñas por el territorio y el desplazamiento de religiones, son algunas de las tantas razones por las que miles de civiles y militares han perdido la vida a lo largo de la historia de estos grupos.
No se trata de tomar bandos, ni de señalar a un héroe o a un villano, se trata de conocer el contexto de estas comunidades para comprender su lucha y encontrar una solución que traiga paz al Medio Oriente, por más utópico que esto pueda parecer.
Ambos grupos reclaman su derecho al territorio, esto debido principalmente a la ciudad de Jerusalén, que se considera tierra santa para 3 distintas religiones, el islam, el judaísmo y el cristianismo. Con el paso de los años, el choque de culturas ha causado segregación masiva, la comunidad palestina se encuentra en el territorio de la franja de Gaza (controlada por el grupo Hamás desde 2007) y en Cisjordania (controlada principalmente por el grupo Al-Fatah) y el resto del territorio israelí es habitado por la comunidad judía, que también tiene asentamientos en las zonas palestinas derivados de tomas militares pasadas.
Con la toma de la Franja de Gaza por el grupo Hamás, Israel y Egipto impusieron un bloqueo en esta zona, durando ya 17 años en pie, por lo que la calidad de vida es deplorable, hay condiciones de pobreza extrema, la tasa de desempleo está arriba del 50%, tienen electricidad tan solo unas horas al día y hay escasez de agua. Estas condiciones, sumadas a la disputa de territorio, han llevado al pueblo palestino a reclamar, de formas violentas, ser escuchados, que se reconozca un Estado Palestino legítimo, independiente de Israel, y la reposición de territorios.
Las injusticias que se han vivido no tienen perdón, pero la violencia no acaba respondiendo de la misma forma. Al día de hoy, no solamente han muerto mandatarios y militares del grupo Hamás y del Gobierno Israelí, sino que los civiles, locales y extranjeros, son los que han sido afectados por los bombardeos y toma de rehenes de estos últimos días. Mujeres, hombres, niños y adultos mayores han perdido su vivienda, lo que antes eran barrios, hoy son escombros, han perdido dignidad, han perdido la vida.
¿Qué más tiene que pasar antes de que llegue la paz? Una buena calidad de vida, respeto por el territorio y religiones, una convivencia sana entre ambos grupos.
Es algo que descubriremos estos próximos días con el desarrollo de la guerra, mientras, nos toca mantenernos informados, no caer en las noticias falsas, en el antisemitismo o en la islamofobia, ser seres empáticos y ayudar en lo que podamos.
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