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Por Miguel Abdiel Díaz
El 26 de octubre apareció una noticia que realmente considero de interés internacional, ya que este hecho probablemente sea uno de los más importantes e históricos en aquel país latinoamericano. Chile, durante mucho tiempo, exactamente desde 1980 y hasta ahora, estuvo dirigido bajo una constitución que basaba su manejo en neoliberalismo, redactada durante el tiempo de gobierno del ex-Presidente, dictador y político militar, Augusto Pinochet.
Puede ser que esta sea una buena oportunidad y el inicio real de un cambio para un país que, al parecer, y por la positiva respuesta de la población al ser tomada en cuenta en la consulta ciudadana, o mejor conocida como “plebiscito nacional de Chile 2020”, parece ser todo un éxito y que ve llegar nuevos aires de cambio y prosperidad.
Hasta el momento, parecían destacar problemáticas como salarios bajos, altos costos de transporte, abuso de precios y falta de derechos sindicales, entre otros, causados por una dictadura en la cual la gente parecía no recibir el suficiente apoyo de parte de las leyes para una vida digna y prometedora, lo cual provocó incluso una marcha masiva de expresión negativa hace un año en la cual participaron millones de chilenos.
Al parecer, las celebraciones en la Plaza Dignidad, de la ciudad de Santiago, durante la noche y en todo el país, no se hicieron esperar ante el hecho. Pero preguntémonos lo siguiente, ¿esta nueva reforma de cambio sobre la constitución, representa realmente un beneficio, un apoyo y una promesa de bienestar y prosperidad ante problemáticas sociales, económicas y políticas para el pueblo chileno que confió en esta propuesta?, ¿En qué consiste este cambio en la constitución chilena? Probablemente, estas sean las dos preguntar más importantes que podemos hacernos, y la respuesta sería decir que, se busca reformar y transformar un país que ha sido víctima de la tiranía durante los últimos años y que están cansados de no recibir el apoyo suficiente por parte del gobierno, de vivir bajo leyes que carecen de democracia, de no ser tomados en cuenta para el manejo social y económico de sus propias vidas, y al menos, en primera instancia, todo parece apuntar hacia algo positivo y favorable para la gente. Ahora es cuestión de esperar y ver si los resultados son lo esperado, algo que por supuesto, no tardará en revelarse.
La respuesta fue más positiva de lo esperado, la propuesta recibió un 80% de respuestas a favor de realizar dichos cambios en la constitución y, además, por primera vez en mucho tiempo, teniendo a los jóvenes como principales actores, mostrando un interés y deseo de participación en la política y por los problemas sociales que perturban a su país. Por buscar un cambio, lo cual de primera mano, es algo más que excelente. Así que ahora sólo es cuestión de esperar y ver la evolución de aquel país, pues en mi opinión, es muy pronto y el suceso es aún muy reciente como para determinar una conclusión clara o total.
No olvidemos mencionar que la consulta logró llevarse a cabo de forma ordenada y tranquila por parte del actual gobierno de Sebastián Piñera, actual presidente de Chile, y eso es algo igualmente bueno. El hecho es, que la gente reconoce sus derechos, la gente presiona al gobierno para que puedan ser justos, reconozcan y valoren las necesidades y demandas de su gente y ver que las personas se interesen por situaciones que al final los involucra, y también a sus familias y futuras generaciones en su hogar.
Esto resulta simplemente satisfactorio. El hecho de que busquen un cambio para bien en su país, habla de lo bien despiertos que están y de ser un pueblo que reconoce sus capacidades, que ya están logrando cosas grandes. Así que, ¡bien por Chile! Por reconocer y tomar en cuenta a su gente, que al final son el elemento principal y más importante, y por su fe en que el cambio de un mal será para un bien de gran escala y duradero.