CATEGORÍA: OPINIÓN / NACIONAL
Por André Cendon
Durante los últimos años, hemos sido testigos del incremento absurdo de la violencia en nuestro país, especialmente de la violencia de género. Los eventos actuales como son las marchas y el “vandalismo”, quedan bien justificados por simple acción-reacción a todo lo que ha sucedido desde siempre, y se ha desbordado en la última década. El hartazgo de las mujeres y cualquier persona que pueda empatizar con ellas (y si no hay empatía, quizás haya un problema ahí), es una respuesta lógica, directa y proporcional ante el problema.
En este caso específico hablamos de Yessenia Estefanía, mujer de 24 años, recién egresada de su carrera, y lo que parece ser lo más importante para los medios, era modelo. Este último dato formará parte de todos los encabezados que puedas encontrar sobre este tema, quizás en los únicos sitios donde no sea el caso, es en los grupos feministas, y contenidos de redes sociales realizados por ellas. El problema es la persistencia latente pero nada invisible del discurso patriarcal en el que la mujer es la culpable, aquí hay un ejemplo:
«Se llamaba Yesenia Estefanía, tenía 24 años. Recién egresada de Administración de Empresas y, para bien o para mal, también era modelo… Era».
Este es uno de los modos “amables” de disfrazar la idea, pero se entiende, parte importante de la indignación yace aquí mismo, es el mismo discurso, que se repite eternamente. Se busca siempre sembrar una semilla de culpa sobre el nombre de la mujer, en este caso secuestrada, asesinada y arrojada a una fosa común.
La investigación en sí, y el contexto de los presuntos responsables, pierde protagonismo entre líneas de información irreverente ante el hecho de que la víctima era modelo, y acto seguido, o primero, según se vea, escoger las fotografías de la víctima que tengan más carga erótica posible (aunque no lo sean necesariamente), mientras que no existe una sola fotografía, y tal vez no exista, de los presuntos responsables, y si la hay, será censurada.
Se argumentará lo contrario. Se dirá que interpretar como erótica cualquier imagen seleccionada es problema de la persona que interpreta, pero sólo hay que ver la selección de imágenes de muchos noticieros, con páginas y medios realmente comprometidos o conformados por feministas. Es que comparándolo es tan obvio que uno no puede llegar a otra conclusión. Tal vez sea intencional, tal vez hay muchos misóginos imprudentes y morbosos escribiendo y creando contenido informativo, tal vez no siempre es intencional, y eso puede ser igualmente peligroso.
Bien dijo Carl Jung: «Hasta que hagas consciente lo inconsciente, dirigirá tu vida, y lo llamarás destino». Todo empieza por la aceptación y la toma de consciencia de hombres y mujeres, esto es el Patriarcado del que tanto se habla y se mitifica, esa incomodidad medieval, inconsciente y colectiva con respecto a la libertad intelectual, social y sexual de las mujeres. Ese reflejo de debilidad de uno, proyectado con ejercicios de poder cobardes, a veces tan sutiles como sembrar la semilla de la duda y culpa de las personas menos culpables en este ambiente hostil.
A ti, comunicador o comunicadora, si tienes duda de padecer síntomas relacionados a la misoginia y el odio irracional de género, favor de guardar silencio y encerrar las opiniones bajo llave (tranquilo, tranquila. Nadie las extrañará); baja del pedestal, identifica tus síntomas, acéptalos, cuestiónalos y cúralos.
Porque lo que comunicaras antes de este ejercicio, no era opinión, era destino.