Por Valeria Beltrán
En 1982, se dieron un conjunto de sucesos, internacionales y nacionales que a la postre desembocaron en la crisis de la deuda externa. Durante este ensayo vamos a revisar a detalle el proceso previamente mencionado.
Como punto de partida, me gustaría mencionar que muchos países en proceso de desarrollo, y también países desarrollados, que durante diversos años promovieron el endeudamiento de los países en desarrollo, tuvieron que hacer frente a una de las más severas circunstancias que sucedieron en el mercado internacional de capitales, prácticamente desde la segunda posguerra. Los países endeudados no contaban con las divisas suficientes para hacer frente a las deudas en dólares. Los países acreedores cuyos bancos habían presentado recursos por encima de sus capitales, necesitaban recuperar íntegramente lo prestado.
Me parece esencial, mencionar que en la segunda mitad de la década de los años 70, comenzó a operar el mercado de euros y dólares. Después del primer choque petrolero de 1973, ese mercado creció, al reciclarse los petrodólares que acumulaban los países exportadores. La oferta de fondos del préstamo creció a un ritmo sin precedentes, sobre todo para países que como México; el modelo de buen manejo económico. Durante 1978 y 1981 la oferta abundante de créditos del exterior, la aprovechó México; pues vio oportunidad de adquirir divisas para la buena marcha de la economía.
Un punto bastante importante, es que la tasa de crecimiento de la deuda externa de México se aceleró entre 1978 y 1981. Por ende, el crecimiento acelerado de la deuda externa, llevó a la contratación de nueva deuda para poder cubrir los vencimientos de capital o los intereses; generando así una especie de círculo vicioso. La política de tipo de cambio fijo y la balanza de pagos del país, se deterioraba y la libre convertibilidad de la moneda, eso que el sector público contrataba a nuevos empréstitos para hacerle frente, además a la demanda de dólares que la especulación contra el peso y la fuga de capital estaba ocasionando.
En adición, es importante recordar que la política económica restrictiva, fue puesta en práctica sobre todo a partir de 1980, por los países industrializados con el fin de reducir la inflación que los sofocaba.
Se dieron condiciones de alza en las tasas de interés, reducción de los plazos de los créditos contratados, fuga de capitales sin precedentes, caídas en los precios de las mercancías que el país exportaba y reducción del precio del petróleo, se resolvió devaluar el peso frente al dólar estadounidense en casi un 40% en febrero de 1982. Posteriormente se anunció un programa de estabilización como si la situación no ameritaba algo con más sustancia. Se dio una nueva devaluación de la moneda posteriormente; y se acordó un incremento salarial del 30%, para poder hacerle frente a la pérdida del poder adquisitivo. Todo esto generó inquietud entre los dueños del dinero y ocasionó una fuerte fuga de capital.
La aguda escasez de divisas que se vivía en estos momentos, así como las fuerzas de evaluaciones del tipo de cambio, comenzaron a generar problemas para cumplir con el servicio de la deuda externa pública y privada, esencialmente con los pagos del principal, ya que gran parte de los créditos estaban contratados a corto plazo. El sector público continuaba contratando empréstitos para hacer frente a las crecientes necesidades de divisas que el mercado estaba demandando. La dependencia excesiva de la economía mexicana en el petróleo, el deterioro de las finanzas públicas y la deteriorada balanza de pagos, fueron los argumentos que utilizó la banca extranjera. La fuga de capitales, distorsionaba cualquier esfuerzo de la programación financiera. México no contaba con divisas.
En mi opinión, me gustaría destacar que, la demanda de lo que México exportaba, además de petróleo, cayó por el estancamiento de la economía industrializada. Los bancos que en su momento hacían cola para prestarle a nuestro país, dejaron de hacerlo. El sector privado, que se había endeudado fuertemente con la banca comercial exterior, no podía hacer frente a sus obligaciones. La libre convertibilidad de la moneda, obligaba al gobierno a hacerles frente a las divisas que todos demandaban. México dejaba cada vez más de exportar e importaba mucho, cada vez era más difícil la situación. Eran demasiadas las necesidades de divisas y muy poco el petróleo aportado.
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