CATEGORÍA: OPINIÓN PÚBLICA / MÉXICO / INVESTIGACIÓN / CRÍTICA
Por Mabel S. Marcos
Lo que más me extraña de esto son los inicios de la adquisición del avión, ya que el último costo que se sacó de éste fue de 130 millones de dólares cuando en realidad, el gobierno de Felipe Calderón dijo que lo había comprado en 218 millones de dólares. La compra la realiza la administración del antes mencionado casi al final de su mandato, «para el nuevo Presidente» lo cual resultaba innecesario, como si se tratara de un regalo para maquillar algo. El argumento era que tenía que renovarse este vehículo de transporte por uno nuevo, porque el otro ya estaba muy usado, y así fue como se compró un avión a sobre costo que pocas naciones tienen. En realidad no había necesidad de comprar un avión (y menos tan lujoso) cuando en México la mayoría de la población es muy pobre y cuando con buen mantenimiento, un avión puede volar por muchos años.
Tal vez un factor que influyó en esta decisión fue que durante el Calderonismo, varias figuras políticas muy cercanas al Presidente sufrieron accidentes aéreos. Juan Camilo Mouriño y José Francisco Blake, por nombrar a los más sonados… Pero bueno, no hay manera de saberlo.
En este tipo de aviones tan grandes y pesados sólo se pueden hacer viajes fuera del país, ya que para vuelos cortos no son funcionales. Quiero poner un ejemplo del uso de este avión, para contextualizar. El día que viajo a Inglaterra el presidente Peña Nieto en el avión presidencial lo hizo con 57 personas, incluidos 24 miembros de la prensa y medios de comunicación, y 16 más de la comitiva oficial, dentro del cual estuvieron las 5 hijas de la pareja presidencial, una hermana del Presidente y otra hermana de la Primera Dama, Angélica Rivera. En el viaje se gastaron 7 millones de pesos, de los cuales hubo gastos innecesarios como ostentosas comidas y un estilista para sus arreglos personales.
En lo que se refiere a la rifa de tan polémico avión, la acción presidencial actual no lo hizo para obtener dinero de el como la mayoría piensa, sino que lo hizo para ridiculizar el haber tenido un avión tan caro en México y así hacérselo saber a quienes disfrutaron de éste y de paso, a todos los ciudadanos que gustan de un buen chisme y argüende. A la fecha, no se ha vendido el avión pero sigue siendo un activo de la nación y su coste ya fue cubierto por la sonadísima rifa. Aún así, seguramente algún día se venderá, pese a lo difícil que se ve, ya que fue hecho a la medida y por pedido, para las comodidades del último usuario.
En realidad a ningún mexicano debería interesarle qué clase de avión tiene el Presidente ya que el tener un gran avión no nos da, ni nos dio nunca, clase o caché como mexicanos. Más bien demuestra que en México los malos manejos y corrupción de autoridades puede llegar a límites exagerados. En realidad a muy poca gente le interesaba este avión, la mayoría no tenía idea siquiera del tamaño o características de ésta aeronave hasta que fue mencionado como argumento político por el actual Presidente y posteriormente, gracias a la venta de «cachitos» y a la rifa.
Tal vez, de un nuevo un tal vez, muchos comprobamos y otros apenas se dieron cuenta de lo inútil y ostentoso que pueden llegar a ser los gastos del gobierno mexicano. Gastos que muy rara vez, los ciudadanos vemos reflejado en nuestra cotidianidad.