Por: Laura Solís.
Es un milagro que el libro de Leopoldo López haya podido ser escrito. El pueblo venezolano no se ha dejado sobornar por la demagogia del poder chavista; el libro de Leopoldo López, Preso pero libre. Notas desde la cárcel del líder venezolano (Península, 2016), que lleva un excelente prólogo de Felipe González, haya podido ser escrito es una especie de milagro.

Encarcelado en la prisión militar de Ramo Verde desde febrero de 2014 y condenado a 13 años y 9 meses de prisión en una caricatura de juicio que ha sido el hazmerreír del mundo entero, su autor es el preso político más conocido internacionalmente, un símbolo de los atropellos e injusticias que cometen las dictaduras contra quienes osan desafiarlas.
López fue acusado por la dictadura chavista de “incitación al crimen” por los muertos que causaron las grandes movilizaciones estudiantiles de hace dos años en distintas ciudades de Venezuela.
La vida que desde entonces lleva en la prisión y que está bien documentada en este libro habla acerca de todos los abusos y agravios sistemáticos que ha sufrido, encerrado en un calabozo solitario, que tiene 10 rejas con candado y cuatro cámaras de televisión que vigilan sus movimientos las 24 horas del día y aparatos de grabación múltiples que quieren también registrar todo lo que dice o murmura.
Menciona que es la comida para la policía Venezolana, y que lo único que quiere, es que Venezuela recapacite, dando así, un empujón a que vean como es la vida dentro y fuera de una prisión en dicho país.
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