Por: Isabel Domínguez.
Según publicó el periódico El País La Unión Europea se dispone a enviar la condena diplomática más enérgica empleada hasta ahora hacia las autoridades turcas. El Parlamento Europeo votará este jueves (24 de noviembre de 2016) una resolución que exige congelar el ya paralizado proceso de adhesión de Turquía al club comunitario. La Cámara prevé aprobarla por abrumadora mayoría. Aunque la decisión última corresponde a los países miembros —contrarios, de momento, a un gesto tan drástico—, la iniciativa parlamentaria, promovida por socialistas y populares europeos, acentuará la discordia entre Bruselas y Ankara.

Europa ha acordado un reparto de papeles entre instituciones que permita reprobar con claridad el autoritarismo en Turquía sin romper del todo los canales de negociación.
Lo que los ministros de Exteriores rehusaron aprobar la semana pasada en Bruselas lo respaldarán este jueves en Estrasburgo los grupos políticos a los que pertenecen la mayoría de los Gobiernos. “Siempre estuvimos a favor de la entrada de Turquía en la UE, pero hay que congelar el proceso para enviar una señal política potente: den marcha atrás”, urgió el líder de los socialdemócratas en la Eurocámara, Gianni Pittella, en el debate del martes. “No podemos aceptar más lo que pasa allí”, añade la eurodiputada responsable de los asuntos turcos en la Eurocámara, la socialdemócrata Kati Piri.
La resolución alude a todas las irregularidades que se han registrado en Turquía desde el fallido golpe de Estado del pasado julio (arrestos indiscriminados, cierres de medios de comunicación, detención de líderes kurdos…) para justificar una pausa en el proceso.
El texto, al que ha tenido acceso EL PAÍS, alega que el marco de adhesión permite suspender el diálogo “en caso de violación grave y persistente de los principios” de la UE, algo que los grupos políticos consideran que ya se ha producido.
“Las acciones del Gobierno alejan más a Turquía de su camino europeo”, constata la resolución, que concita el apoyo de casi todos los grupos políticos (además de populares y socialistas, también se espera que lo respalden los liberales, los verdes, la izquierda unitaria, así como los conservadores británicos). En cambio, los grupos en los que se integran el Frente Nacional de Marine Le Pen y el UKIP de Nigel Farage negarán su apoyo.
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